Un Día Patinando en Jaca
El pasado 2 de febrero, domingo, nos trasladamos hasta Jaca, una ciudad llena de historia y con una pista de patinaje enorme. ¡Qué bien nos lo pasamos! A pesar a pesar de algún que otro contratiempo... Te contamos qué tal nos fue.
Comenzamos el día como siempre, reencontrándonos en el Parque del Agua para coger el bus. Subimos al bus, y nos preparamos para un increíble viaje de hora y media. Charlamos, reímos, bailamos... bueno, esto último no, que estábamos en un bus. Pero imaginábamos que lo hacíamos.
El autobus nos dejó en la puerta de la pista de hielo. Así que almorzamos para coger fuerzas después del viaje, y nuestro plan era entrar ya a patinar toda la mañana. Sin embargo, no fue posible.
Resulta que justo este día, estaba la pista reservada para un partido de hockey durante toda la mañana. ¡Y no nos dejaron jugar con ellos! Qué mala pata. Teníamos que pensar algo rápido, y una cosa que se le da bien a todo monitor, es improvisar.
No tardamos en trazar una nueva estrategia para pasar un grandioso día en Jaca. Lo que teníamos pensado hacer por la tarde, lo pasamos a la mañana, y el patinaje lo dejamos para la tarde. Sin embargo, tuvimos que retrasar un poco la salida del bus planteada, para poder patinar hasta cansarnos. A lo que el autobusero accedió con mucha amabilidad y nos ayudó en todo momento.
¡Perfecto! Ya hemos resuelto el problema. Una vez almorzados, fuimos a la ciudadela donde hicimos varios juegos de movimiento todos juntos, hasta que se hizo la hora de comer.
Después de comer, nos tomamos un descanso al solecito para bajar la comida, y nos preparamos para lo mejor: demostrar nuestras dotes de patinaje artístico. Muchos de nuestros chavales, aunque no lo creáis, son unos artistas. Desconocía el nuevo paso de baile "el billete". Consiste en tirarse como si fueras a coger un billete del suelo. Lamentablemente nunca había uno, y lo único que te llevabas era un buen golpe en la rodilla. ¡Pero eso no fue un impedimento! Nos levantábamos y a seguir.
Cada uno a su ritmo fue consiguiendo metas que se iban proponiendo y cogiendo práctica. Alguno intentaba ir cada vez más rápido, otros se dedicaban a ayudar a los más principiantes, y otros simplemente se preocupaban por mantenerse de pie dentro de la pista (que ya era suficiente).
Sea como sea, acabamos agotados, y algunos más doloridos que otros. Pero a pesar de querer seguir patinando y cayéndose las veces que haga falta, había que irse para volver a Zaragoza. Así que devolvimos los patines y salimos a esperar a nuestro bus de vuelta. Un camino, que se nos haría eterno.
Claro, un Domingo, en invierno, en Jaca... Nos encontramos un atasco interminable de todas las personas que volvían de esquiar. Con lo que el viaje se nos alargó a 3-4 horas. Pero conseguimos llegar a Zaragoza para poder cenar en nuestras casas bien calentitos, y sobre todo, en equilibrio.
21/02/2025
Escrito por Ángel Guerrero.